Reflexión Mes de Agosto

Solidaridad

 

 

Solidaridad

 

Reflexión Mes de Agosto.

 

Cada mes de Agosto en nuestro país celebramos el mes de la solidaridad. Virtud que pareciera ser muy propia de nosotros los chilenos, aunque, al parecer siempre quedamos “al debe”. Nos sentimos orgullosos de logros que hemos obtenido y que parecieran fundamentar esta virtud: La Teletón, Chile ayuda a Chile (ante los temporales que de repente azotan a nuestro país o cualquier catástrofe natural), etc.

 

Nos hacemos más sensibles a esta realidad (o debiéramos) en el mes de agosto por la muerte del  jesuita Alberto Hurtado Cruchaga, viñamarino, que más que practicar la solidaridad buscó con pasión la santidad. Se preocupó de que Cristo fuera conocido y amado por todos los que entraran en contacto con él. Se interesó de plasmar en los demás al Cristo concreto: el que sigue en la cruz, simplemente porque nos acostumbramos a la realidad del sufrimiento y la marginación y poco a poco pensamos que es parte del paisaje normal en que nos desenvolvemos. Esto fue un severo golpe para Alberto Hurtado y su formación teórica recibida en los mejores centros jesuitas de Europa. El Cristo que había estudiado se plantaba ante él de forma ineludible, pero con otro rostro, no podía mirar para otro lado.

 

El P. Hurtado descubre a Cristo mirando debajo de los puentes del Mapocho, en la periferia de Santiago, y comienza todo un reaccionar de su persona buscando que los demás, sus amigos, sus estudiantes, sus conocidos, se hagan sensibles a esta realidad. Funda el Hogar de Cristo no porque hay que hacer una obra o porque hay que ayudar a los pobres sino porque, existiendo, el Hogar de Cristo se transforma en una denuncia a un Chile que no ha sabido mirar su periferia o ver bajo los puentes del Mapocho a Cristo que sufre y muere.

Para un cristiano, la solidaridad no es solo cosa de un momento, o de un mes, o de una catástrofe. Es una actitud de vida, siempre constante, que manifiesta que Cristo encarnado continúa golpeando silenciosamente a la puerta de nuestro corazón y nos invita a reconocerlo en ese rostro que continúa siendo parte de nuestro paisaje urbano.

No agotemos la solidaridad en un mes y menos aún en un paquete de arroz que entregamos a alguna iniciativa para quedarnos tranquilos de que hemos hecho algo por los demás que necesitan. Solidaridad es reconocer que también nosotros necesitamos, no sólo los más pobres, necesitamos darnos, más que dar, pues así hacemos presente a Cristo que se compadece y de ningún modo quiere que la gente desfallezca, sino que multiplica el pan para el camino de la vida.

¿Seremos nosotros quienes pondremos en sus manos esos pocos panes para que Él los multiplique y pueda saciar el hambre de hoy? En nosotros está la decisión de que el milagro se produzca, porque, en resumidas cuentas, la solidaridad…es siempre un milagro.

 

ORACIÓN COMUNITARIA

+ El rostro de la Iglesia depende de nosotros, te pedimos, Señor, que podamos acoger el deseo tuyo de ser reconocido en el que sufre. Solo así podremos hacer un auténtico gesto solidario. Roguemos al Señor.

+ Pidamos a Señor para que la solidaridad se transforme en algo constante en nosotros y que no sea “flor de un día”. Roguemos al Señor.

+ Para que bajo la mirada y el auspicio de San Alberto Hurtado podamos hacer de nuestra vida una manifestación de la presencia de Jesús misericordioso y compasivo. Roguemos al Señor.

( Oraciones espontáneas de la comunidad).

Terminemos la Oración con el Padre nuestro.

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *