Hasta Maipú llegó la familia orionista este sábado 7 para celebrar los 80 años de la venida de Don Orione a Chile y un aniversario más de su canonización.

Santiago, Cerrillos, Quintero, Rancagua y Los Ángeles. De todos lados llegaban. Nadie se lo quiso perder. Poco a poco el Templo Votivo de Maipú comenzaba a poblarse de niños, globos y música. Era una fiesta. Una gran fiesta.

“Renovar las labores que San Luis Orione realizó hacia los más pobres y abandonados de nuestro país, es sin duda motivo de fiesta para todos”, comentaba el padre Carlos Cox, rector del Templo Votivo de Maipú, quien no cabía en alegría por lo que venía.

Es que la distancia no era impedimento para que cada una de las familias acompañados de sus pequeños, llegaran en decenas de buses y a píe, mostrando su felicidad por la actividad.

 La misa estaba por comenzar y todo tomaba forma. Varios acólitos, entre ellos, algunos con capacidades distintas que pertenecen a las comunidades Pequeño Cottolengo, acción social de los Hogares Don Orione en Chile, llamaban la atención, ya que también se alistaban para la eucaristía.

 Y las sorpresas seguían. Es que junto al cardenal Ricardo Ezzati, lo acompañaban en la liturgia, el Nuncio Apostólico, Ivo Scapolo y el  Obispo de Valparaíso, Gonzalo Duarte, además de varios sacerdotes.

“En el Año de la Misericordia es una memoria obligatoria recordar a San Luis Orione por su servicio hacia tantos de manera humilde y que pasó por nuestra patria dejando valiosos testimonios”, exhortaba el Arzobispo de Santiago ante la mirada de cientos de niños.

 El obispo continuó recordando que “la figura de San Luis Orione fue de una chispa de vida y de motivación para todos y siempre encaminó su vida en el Evangelio, hacia los más necesitados y al servicio de aquellos que probados por el dolor y la discapacidad, fueron testigos de su amor”.

Finalmente, relevó que el amor a Jesús, a la Virgen, al papa y a los más dolientes, fue el gran legado que dejó el santo en nuestro país, resaltando aún más, su cercanía con la misericordia.